¿A quién no le apetece comer un helado fresquito o un delicioso granizado con la llegada del verano? Para lo que la mayoría de las personas supone un auténtico placer en los días más calurosos, para otros muchos se convierte en todo un suplicio ya que la sensibilidad dental es más común de lo que podemos imaginar.
¿Qué es la sensibilidad dental y cuál es su origen?
La sensibilidad dental se define como un dolor dental agudo que se produce cuando la dentina, que se encuentra protegida por la encía, cemento radicular y esmalte dental, pierde su protección natural y queda expuesta.
La dentina contiene miles de tubos microscópicos, llamados túbulos dentinarios, que conectan la parte exterior del diente con las terminaciones nerviosas. Cuando el diente pierde su protección debido a una retracción de la encía y/o al desgaste del esmalte dental, estos túbulos quedan abiertos al exterior, permitiendo que los estímulos externos alcancen las terminaciones nerviosas y provoquen la sensación de dolor.
Este dolor se identifica fácilmente ya que aparece siempre ante estímulos diversos pero claramente reconocibles como puede ser el consumo de alimentos o bebidas muy frías o calientes, sustancias dulces o ácidas, con el cepillado de dientes, al respirar aire frío o a la presión táctil.
Si el dolor no se relaciona con un estímulo determinado y/o persiste después de que éste cese o no se localiza bien, probablemente la causa no sea sensibilidad dental y podría deberse a la existencia de otras patologías bucodentales como, por ejemplo, la caries dental.
¿Afecta a mucha población?
La sensibilidad dental afecta a un 20%-35% de la población y puede tener importantes repercusiones en las personas que la padecen. Es importante conocer las causas que la provocan y las claves para su tratamiento con el fin de prevenir y combatir este molesto trastorno dental.
¿Y cuáles son sus causas?
Numerosas situaciones causan la exposición de los túbulos dentinarios y pueden provocar sensibilidad dental. Éstas suelen estar relacionadas con el estilo de vida de los pacientes y sus hábitos diarios de higiene bucal:
- El cepillado dental inadecuado en fuerza y/o frecuencia y una pasta dental muy abrasiva, pueden provocar la abrasión del esmalte y/o cemento, exponiendo la dentina.
- Las comidas y bebidas con ácido (zumos de cítricos, refrescos carbónicos, etc.) provocan descalcificación o erosión del diente sobre todo a nivel de su cuello.
- La fuerza excesiva de la masticación (trauma oclusal, bruxismo) o los malos hábitos del paciente pueden provocar desgastes (atricción y/o abfracción) y exposición dentinaria.
- El tratamiento periodontal, sobre todo la cirugía, puede eliminar parte de la encía dando lugar a la recesión gingival.
- Patologías generales o ciertas situaciones que provocan un medio oral ácido, como son las patologías estomacales (úlcera, hernia de hiato, etc.), psicológicas (bulimia, anorexia nerviosa) o profesionales (catadores de vinos, panaderos, etc.).
- También puede aparecer como consecuencia de recesiones gingivales causadas por tratamientos odontológicos, como una limpieza profesional, un tratamiento periodontal básico o una ortodoncia.
¿Qué repercusiones puede tener la sensibilidad dental?
Puede ser un problema dental muy incómodo que afecta a la vida de quienes la sufren. En primer lugar, las personas con sensibilidad dental tienden a evitar los estímulos que la producen (algunos alimentos ácidos o dulces, determinadas temperaturas de los mismos, etc.), por lo que dejan de consumir alimentos y bebidas de su agrado.
Sin embargo, clínicamente es más importante el hecho de que los pacientes con sensibilidad dental tienen una peor higiene bucal a causa del dolor que sufren cuando la realizan. Esto se traduce en una menor dedicación al cepillado y una menor eficacia del mismo, por lo que se acumula más placa y, por tanto, hay mayor prevalencia de patologías relacionadas, como caries, gingivitis y periodontitis.
¿Cómo se puede tratar?
Para el tratamiento de sensibilidad dental es fundamental una correcta higiene bucal con productos específicos:
- Cepillo dental específico para sensibilidad dental, con filamentos extra suaves para una limpieza delicada, utilizando una adecuada técnica de cepillado.
- Pasta dentífrica o gel no abrasivos y colutorios con principios activos para la sensibilidad dental.
Cuando estas medidas no logren reducir o eliminar la sensibilidad dental, se realizarán tratamientos en clínica dental como la aplicación de geles desensibilizantes, resinas adhesivas para sellar los túbulos o injertos de encía para cubrir las recesiones. En casos muy extremos se puede acabar desvitalizando el diente con una endodoncia si fuera necesario.
Consejos para combatir la sensibilidad dental:
- Si se han consumido alimentos o bebidas ácidos, dejar pasar un tiempo (cinco minutos) antes del cepillado para que la saliva pueda neutralizar el pH ácido y el esmalte no esté reblandecido en el momento del cepillado, reduciendo así su desgaste. Consumir alimentos que contrarresten el efecto erosivo sobre el esmalte (leche, queso, etc.).
- Utilizar cepillos específicos para sensibilidad dental con filamentos de extremos redondeados y extra suaves para no dañar dientes ni encías. Llevar a cabo un cepillado con movimientos de rotación suave o de barrido desde la encía en dirección al diente, sin presionar demasiado. Usar pastas dentífricas específicas para el tratamiento de los dientes sensibles, poco abrasivas.
- Evitar el uso inapropiado de los palillos dentales. Existen elementos de higiene interproximal que cuidan los dientes y las encías.
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